texto resumen

¿Qué relación podríamos tener los iliturgitanos con todo aquello? Sabían de nosotros, de nuestra antigüedad. Pero, ¿sabrían de nuestro tesoro? San Eufrasio estuvo siempre ahí, mucho se había escrito al respecto. No pocas comitivas habían venido históricamente, primero hasta la Iliturgi romana, más tarde hasta la Andùxar musulmana y por último, a la Andújar cristiana. Todas perseguían un mismo fin, recabar información sobre las reliquias del Santo y lo demás ... La leyenda había conseguido que los más ambiciosos anhelaran poseerlas, seguros de que ellos conseguirían lo que otros antes intentaron y no pudieron. Ahora les tocaba a ellos, a los nuevos poderes fácticos, los banqueros estafadores, la políticos corruptos, las mafias del narcotráfico y la prostitución y hasta los jueces y policías en connivencia con la mismísima Iglesia de Roma. Una lucha sin cuartel en la que el protagonista, simple becario de un banco en Fuengirola, deberá enfrentarse a todos ellos con la única ayuda de dos amores femeninos bien diferentes, uno carnal y el otro celestial, de uno la pasión y del otro la devoción, una le dará descanso y la otra consuelo, Maite y La Virgen de la Cabeza, ellas se convertirán en las auténticas protagonistas de una novela de final imprevisible.

TORDESILLAS: NI A FAVOR NI EN CONTRA SINO TODO LO CONTRARIO.

Lo triste de los seres humanos es que solo reaccionamos cuando nos ponen al límite, una foto de un niño ahogado, una video de una adúltera lapidada o un negro asesinado a bocajarro por un policía acomplejado. Se pueden estar matando a nuestro alrededor, masacrando animales sin piedad, robando a manos llenas, violando o maltratando mujeres y niños a diario, narcotraficantes paseando sus acrobáticas lanchas delante de relajados e incrédulos bañistas. La supervivencia de la especie, esos códigos genéticos que llevamos indeleblemente marcados, desde antes incluso de nacer, determinan una parte importante de nuestros comportamientos. En nuestra soberbia intelectual los definimos como instintos animales, así los diferenciamos claramente de esos otros que llamamos racionales, exclusivos de nuestra especie, y que nos hacen sentirnos superiores, generando conductas "razonadas" fruto del estudio y análisis de las causas y consecuencias que la intervención humana provoca en su entorno. ¡JA!, ahí te quiero ver Baldomero, si tú, el del sombrero. Que la tradición manda y un "picaor" sin él no luce de igual manera y ya sabemos que el toro es arte y estética y eso amigos, es sagrado. Él no necesita justificarse, vive de ello y siempre tendrá la excusa de decirnos aquello de "más cornás da el hambre"o aquello de "por mis hijos ma-to" y un plato de comida en su casa justifica todas las barbaridades "necesarias" para conseguirlo. La razón puede ser tan subjetiva como objetivas las explicaciones que sus defensores utilicen pero, justificar lo injustificable, no es tarea fácil y, ahí es donde entran los elaborados argumentos de las mentes más brillantes al servicio de la tradición. He llegado a leer incluso tratados veterinarios demostrando científicamente, mediante estudios de la hipófisis y la generación de hormonas neutralizantes, la ausencia de dolor en el toro de lidia (?). Grandes pensadores, intelectuales y artistas reconocidos por su sensibilidad han vivido intensamente la fiesta, no seré yo quien lo discuta, y grandes defensores de los animales también, es cierto. No es incompatible, ya lo dije antes, somos la consecuencia de nuestras contradicciones, de una lucha continua entre los instintos y la inteligencia, entre la razón y el corazón, entre nuestros sentimientos y nuestros remordimientos, entre lo que pensamos y lo que hacemos, somos pura paradoja ¡ehhh!, ¡TODOS!, que de aquí no se escapa nadie. ¡NADIE!, repito, ¡¡¡NADIE!!! que se plantee la realidad del mundo del toro tendrá ¡JAMAS! la certeza absoluta de su posicionamiento y por ello, el tema da mucho juego, tanto que solo en el debate y la discusión encontraremos la solución. Cuando consigamos hablar sin discutir, razonando, unos y otros escuchándonos, estaremos más cerca de encontrar soluciones que EVITEN SUFRIMIENTOS INNECESARIOS. Igual hay otras formas de cansar al toro sin necesidad de clavarle la pica, las banderillas ni la espada; igual hay otra forma de perseguir al toro sin hacer antorchas de sus cuernos, igual podemos hacerlo correr sin clavarle lanzas hasta matarlo. Los animalistas sufrirán menos y los defensores de la fiesta también disfrutarán menos, pero igual todos ellos habrán acercado posiciones para una mejor convivencia y con suerte, habremos conseguido mantener o incluso incrementar, un negocio que mueve importantes cantidades de dinero y empleos, necesarios, para costear las grandes dehesas donde los toros VIVAN FELICES Y COMAN PERDICES, pero vamos, que colorín, colorado, este cuento no se ha acabado. Aunque pensándolo bien, igual es solo una cortina más de humo para que olvidemos el drama de los refugiados Sirios, ¡Y YO QUE SÉ!, ¿LO SABES TÚ? ...

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